Tengo a mis hijos en una burbuja… ¿y si se rompe?

Y es desde el momento en el que te enteras que vas a tener un hijo que tu primer frase (o probablemente de la mayoría de nosotras) es «nada te va a pasar, yo siempre te voy a cuidar» y a partir de ese momento harás hasta lo imposible porque tu perfecto regalo del cielo jamás sufra.

Imagina si te enteraras que has vivido toda la vida en una burbuja de cristal, si tus papás te hubieran puesto ahí, ¿qué estaría pasando en tu vida? Creo que como padres, todos queremos lo mejor para nuestros hijos pero aceptémoslo: es prácticamente imposible cuidar a una persona a tal grado de «encadenarle» una pierna a la pata de la cama para que siempre esté cerca de ti.

Imagina que todo el tiempo estuvieras de buenas, probablemente te aburrirías de sonreír y de tanta felicidad o probablemente ni siquiera te percatarías de lo importante que es la tristeza, el enojo y el dolor en nuestras vidas. Todo el tiempo tratamos de ser personas felices, sonrientes, en busca de la tan famosa tierra utópica llamada «plenitud». Luego entonces, no te has puesto a pensar que si las personas somos capaces de tener tantas emociones dentro, es por algo?

Así sucede con los hijos. Luego de que nos hemos propuesto guardarlos de todo mal con nuestra propia vida, arriesgando todo por ellos, peleando con dientes garras y patadas su hermosa felicidad, de la nada me cae un veinte. Y es que un bebé llora desde que nace, su expresión sentimental es a través del llanto: por hambre, por cólico, por fiebre, dolor estomacal, frío, sueño o porque necesita un cambio de pañal: está aprendiendo a conocer el mundo.

Llega la hora de empezar a gatear y lo primero que queremos es que empiece a caminar y luego a correr y cuando eso llega, entonces mil y un veces por infinito decimos «si no hubiera aprendido a caminar, todo sería más fácil» y por qué? Pues porque ya nos dimos cuenta que corriendo, caminando o gateando, siempre estará cerca de un marco de la mesa, una silla o un mueble que lo pueda lastimar.

Hay una gran película llamada «The Truman Show» (El Show de Truman) en donde un niño a raíz de un trauma (la muerte de su padre en el mar) decide nunca salir de su zona de confort por miedo hasta que se da cuenta que la rutinaria vida a la que se ha acostumbrado le empieza a parecer difícil. Decide viajar y todos se empeñan en detenerlo… Es una producción de un niño adoptado por un productor con una vida televisada en donde el único objetivo del productor es proteger a ese niño que adoptó desde el día que nació dándole lo mejor: una esposa, una casa, un trabajo, educación y todo al alcance de la mano.

¿Y qué sucede? que al final, todos como padres queremos eso, darle lo mejor a nuestros hijos aunque inconscientemente los estemos acorralando al grado de hacerlos huir. La decisión de abstenerse de una propia frontera hace entrar a los hijos en una zona de confort que tiempo más tarde hará que quieran correr en busca de su felicidad a costa de todo y luego, tenerlos en una burbuja de cristal puede ser contraproducente.

Así que si eres padre primerizo, acéptalo! Estás en todo el derecho de protegerlos de cualquier mal e incluso es tu responsabilidad pero deja que coman tierra, que se caigan, que se enloden y se enfermen del estómago para que luego entonces, tu manera de cuidarlos sea con amor, cariño y cuidándolos en esos momentos de sufrimiento que los harán mejores personas y sin duda amarte incondicionalmente.

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Las burbujas de cristal terminan secándose, rompiéndose y olvidándose… quieres un hijo fuerte? Déjalo vivir siempre con límites, reglas, libertad, amor y mucha #ActitudPositiva