La confianza inicia con los límites y la libertad…

Tantas veces escuchando un «yo confío pero cuando me defraudan, se llevan mi confianza» y entonces, por qué sigues con esa persona? Si ya no confías en tu pareja, no vale la pena seguir teniendo una relación y esto es principalmente porque sin confianza nos empiezan a entrar trastornos de la personalidad como mal humor, paranoia, querer saber dónde está todo el tiempo e incluso, dejar de vivir por nosotros cuando no sabemos dónde está nuestra pareja.

Bueno, la confianza parte de la realidad de estar compartiendo con alguien más tu vida (que implica compartir espacio, tiempo, gustos, pasatiempos, y mil cosas más) que al final necesitan límites. No percibir los límites o menospreciarlos conlleva problemas emocionales, físicos o psicológicos. Por ejemplo, los límites espaciales, actualmente sabemos que un entorno relajado ayuda al organismo humano a crecer en un ambiente que se adapta a sus necesidades auténticas viscerales e instintivas.

Empezando por cuidar el espacio en el que cada uno de los involucrados (tu pareja y tú) tienen su independencia y libertad, formar parte del poder entender y entrar en el juego de los límites, espacios en donde cada uno de nosotros tengamos plena libertad de acto sin perjudicar al otro pero siempre en un ambiente en donde te puedas desenvolver y descubrir como persona sin cuestionamientos de falta de confianza.

Hay que reconocer la importancia de esto sobretodo cuando venimos de un ambiente con exceso de reclamos, cuestionamientos y falta de libertad. Los límites nos ayudan a reconocernos como seres individuales y a su vez a ser conscientes del entorno en el que vivimos con nuestra pareja, hijos (o incluso familia). También sirve para estructurar la personalidad, para crear consciencia de la importancia de trabajar en pareja y la propia imposición de límites más no la obligación de cumplir con «prohibiciones» de la otra persona. Esto claramente nos acerca a la libertad en un ambiente sano en donde los límites van formando parte de nuestra vida para poder mejorar.

Para realizar cambios, hay que poner mis propios límites, de esta forma nace la autodisciplina: la capacidad para reconocer, actuar y responsabilizarse de las propias acciones. Los límites son vitales y necesarios y funcionan como una herramienta de autoconocimiento. Ves? Al final, no todos los límites son tan malos, lo malo es imponer una relación solo porque tenemos miedo del fracaso, del engaño o las decepciones que vienen de tu mente y sólo son paradigmas.

Sé consciente de lo que confianza implica, a veces queremos saber todo de nuestra pareja cuando confiar es no necesitar saberlo todo. Afrontemos nuestras relaciones con #ActitudPositiva