Aquí estamos, entre una sociedad interesada (en su mayoría) en el consumismo. No estoy diciendo que sea malo o ajeno a la modernidad pero la tecnología ha evolucionado tanto que el deseo de tener más y más nos ha hecho adquirir un gran problema: la abundancia, en donde el deseo se reduce a lo material, dejando de lado lo espiritual.
Es entonces cuando el problema se hace mayor: tanto dinero y poder no llena, nada ya nos hace felices, incluso he llegado a escuchar a los jóvenes decir “estoy aburrido”. No los culpo, hemos enfocado tanto en el materialismo que la vida pierde su sentido.
De pronto, después de ver esa realidad que nos afecta inconscientemente a todos, en donde vivimos corriendo de un lado a otro, pegados al teléfono o computadoras, manteniendo relaciones por mensajes en vez de personales, “ensimismados”, me dio prisa por hacer un alto y conscientemente me pregunté: ¿quién soy?, ¿hacia dónde voy?, ¿qué quiero? Y ¿por qué o con qué fin?
Detente por un momento, auto-conócete, pregúntate mil veces ¿qué te gusta hacer, qué te apasiona, cuáles son tus habilidades? Ese es un gran punto de partida. Repite el proceso hasta que te respondas sin dudas ¿quién soy? Y entonces recobra consciencia de tu propia responsabilidad y de un profundo conocimiento de ti.
Es casi como ordenar un clóset, necesitamos saber en dónde va cada cosa. Somos cuerpo, mente y espíritu. Las áreas a revisar serán la física, la intelectual, la creativa, la afectiva, la profesional y la espiritual. Ya sabes ahora, donde vamos a explorar el ser para encontrar el verdadero sentido de nuestra vida.
Como diría Victor Frankl: “la vida exige a todo individuo una contribución y depende del individuo descubrir en qué consiste… el hombre se autorrealiza en la misma medida en que se compromete al cumplimiento del sentido de su vida”. Ese es un buen inicio, te recomiendo leer “El hombre en busca del sentido” de este autor para ir de la mano con constante lucha y esfuerzo por encontrar una meta, un compromiso responsable, un proyecto de vida.
Algo que nos mueve a todos es morir sin haber hecho algo… corremos como locos de un lado a otro o muchas veces simplemente corremos en forma lineal sin rumbo ni construcción de camino: eso es desaprovechar, el peor enemigo del tiempo. Todo tiene un precio, ¿qué estamos dispuestos a pagar (no sólo materialmente hablando) por llegar a nuestra meta?
A veces tenemos tantas cosas en mente que nos enfocamos en los problemas y no en las soluciones, algo así como estar toreando: nos enfocamos en el toro sin perderlo de vista pero muchas veces debemos ser espectadores para ver el panorama completo.
Siéntate, revisa el ruedo, conoce los posibles obstáculos, aprende una buena técnica y ahora sí, agarra al toro por los cuernos una vez que estés plenamente convencido de querer desarrollar un proyecto de vida.
¿Estás listo para empezar a conocerte?